7
piezas para instrumentos de juguete (o
juguetes de instrumentos)
(mayo
2003 a febrero 2004)
de
Ricardo Teruel
Son
siete piezas cortas (entre 2' y 5') para dos ejecutantes tocando
juguetes plásticos musicales que incluyen juguetes de piñaterías y
otras tiendas de juguetes o deportes (como silbatos, ocarinas
pequeñas, flautas de carrizo, flautas de vara, toc-tocs,
castañuelas, palmetas, tambores de marco con percutores colgantes,
raquetas de playa con membranas como tambores, matracas de diversos
tamaños y frisbees).
Ambos
ejecutantes tocan el mismo tipo de instrumentos en cada pieza,
creando ritmos y texturas más complejas y una espacialización
estereofónica en algunas de las piezas.
En
la Pieza Nº 2 se utiliza un instrumento de mi invención, que
denominé el toc-toc-tero que es un grupo de 5 toc-tocs ensartados
por su mango por un alambre de gancho de ropa que termina en ambos
extremos en un corcho. El ejecutante lo toca sentado, con el
instrumento entre ambas piernas abiertas apretando los corchos y con
las manos sacude o le da golpes de dedos a los toc-tocs. Los toc-tocs
se han afinado recortando las campanas.
La
Pieza Nº 5 es para dos raquetas de tenis de playa con membranas
plásticas que se tocan con baquetas fabricadas con pelotas pequeñas
de goma con bastante rebote ensartado en un alambre de gancho de
ropa. La sonoridad es casi de un tímpani.
La
Pieza Nº 6 es para seis matracas plásticas en dos juegos de tres
matracas cada uno. Las matracas son de diferente tamaño y se
sostienen en una mano,entre los dedos extendidos, mientras se
accionan con la otra.
La
Pieza Nº 7 es para dos frisbees plásticos tocados con la misma
baqueta de la pieza nº 5 y soplan cada uno un silbato plástico en
forma simultánea. A uno de los silbatos se le perforó un agujero en
el cuerpo para lograr una afinación más aguda que el otro silbato
sin perforación.
Además
de ser piezas vistosas e ingeniosas tienen una profundidad musical y
un carácter íntimo que sorprende.
Esta
grabación la realicé tocando ambas partes en pistas separadas. No
fue fácil lograr la sincronización y estoy seguro que entre dos
músicos, que hayan estudiado bien las piezas, se conseguiría un
mejor resultado y además sería más entretenido hacerlo. Sin
embargo tampoco es una mala aproximación a la obra.
En
el año 2002, luego de varios años intentándolo, Emilio Mendoza me
convence para hacer la Maestría en Música, Mención Composición en
la Universidad Simón Bolívar, mi Alma Mater
como ingeniero electrónico (egresado en enero de 1979). Ya tenía 26
años de ejercicio profesional como compositor, tanto trabajando
música instrumental como con medios electrónicos y siempre
investigando y estudiando nuevas posibilidades.
La idea era que obteniendo el título de
la Maestría podría ingresar en la USB como profesor a tiempo
completo de la Maestría y el pre-grado, encargándome del
Laboratorio de Música Digital y los talleres y clases de tecnología
y programación musical.
Obtuve el título pero de mi contratación
nada.
Antes de aceptar inscribirme conversé
con Diana Arismendi, en ese momento Coordinadora de la Maestría,
quien me explicó que como requisito de grado tendría que componer 3
obras nuevas: 1 para un instrumento solo, 1 de música de cámara y 1
orquestal. Como ya tenía varios proyectos de composición en espera
no quería componer sólo como requisito de un grado y le pregunté
si aceptaría que compusiera como obra solista las Piezas 6, 7 y 8
para mi Cuaderno Nº1 de piezas para concertina inglesa tenor sola,
como obra orquestal el Concertino Nº2 para concertina inglesa tenor
y orquesta compacta (uno músico de cada fila, una orquesta pequeña
de cuerdas y bajo eléctrico) y como obra de cámara una serie de
piezas para dos ejecutantes tocando juguetes plásticos musicales que
había estado coleccionando. Había retomado la ejecución de la
concertina inglesa como instrumento acústico portátil y muy
versátil y quería generarle repertorio que explotara sus
posibilidades y estaba explorando la fabricación de instrumentos
propios con materiales reciclados y comprados en ferreterías y
supermercados. Diana me respondió que no había problema y como el
estudio de la maestría no me iba a desviar de mis intereses como
compositor tomé la decisión de inscribirme y completar el grado. El
otro requisito importante era el Trabajo de Grado, y aceptaron que
lohiciera sobre las obras para Público Voluntario que había venido
desarrollando en papel y en concierto desde el año 1977.